Ochenta años después, la AEU

Ochenta años después, la AEU
Por Ricardo Marroquín - Guatemala, 28 de mayo de 2008
rmarroquin@lahora.com.gt

"Me gustan los estudiantes porque son la levadura, el pan que saldrá del horno con toda su sabrosura."
Violeta Parra.

La Universidad de San Carlos de Guatemala asegura, al menos en sus estatutos de funcionamiento, espacios de participación estudiantil al más alto nivel; la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), "Oliverio Castañeda de León", es quizá el más importante.

Durante los años más difíciles del conflicto armado interno, las organizaciones sociales, sindicales, indígenas y campesinas tuvieron un fuerte apoyo de la comunidad estudiantil universitaria en sus principales luchas. Las fotos de Mauro Calanchina, recientemente expuestas en el Museo de la Universidad de San Carlos de Guatemala (MUSAC) lo muestran: miles de estudiantes acompañaron la marcha de las y los campesinos de Ixtahuacán, otros tantos apoyaron al Comité de Unidad Campesina, incluso varios fueron incinerados durante la quema de la Embajada de España en 1980.

No pocos estudiantes fueron los que cayeron en las manos del Ejército y de las autoridades del Estado -en aquel entonces militares- y desaparecieron para siempre, mientras los que fueron encontrados sin vida tenían claras señales de tortura.

Los tiempos han cambiado y el contexto político nacional es totalmente diferente al de las décadas de 1970 y 1980, sin embargo, las condiciones de vida de la población guatemalteca es muy parecida y, esta vez, la AEU es indiferente.

Durante los últimos ocho años, quienes se rotan en las secretarías de la AEU se han encargado de deslegitimizar la institución. Recordemos por ejemplo, los treinta mil quetzales que recibieron de manos del ex presidente Alfonso Portillo para la realización de la huelga. Pero también deslegitimizan su propia gestión: durante las últimas elecciones del secretariado general se presentaron como únicos candidatos.

Esta situación es aprovechada por los opositores a la participación estudiantil dentro de la Usac y señalan los errores de los actuales representantes estudiantiles como propios de la institución. No es así. La voz y los intereses de las y los estudiantes deben estar representados en la toma de decisiones.

Pero no sólo ahí. Respondiendo a la formación que se recibe de la universidad pública a muy bajo costo, la comunidad estudiantil de la Usac debe estar comprometida con las reivindicaciones sociales y proponer alternativas de desarrollo para garantizar la construcción de una mejor sociedad. El papel de la AEU en este proceso debe ser determinante.

Pese al desinterés general, existen grupos y asociaciones estudiantiles que proponen un cambio a la actual gestión, una propuesta que incluye el reconocimiento de la memoria histórica y la Reforma Universitaria, una iniciativa que garantiza el derecho de la educación superior a la población.