La marcha de los claveles rojos
Por Michelle Méndez - Guatemala, 22 de octubre de 2008
seetek_astronomy@yahoo.com
Éste es el relato,
de un pez soñador,
que nadó
en la corriente de claveles rojos
de éste octubre.
Como gotas de sangre que brotan de la tierra y se unen para ser un violento torrente, recorrieron las calles el 20 de octubre los claveles rojos. Su desfile se acompañaba de comparsa, baile, discurso, pérdida, desilusión y tal vez todavía una pizca de esperanza. A lo lejos en mesas fuera del recorrido los hombres, cuyos rostros son marcados por profundos surcos de años pasados, contaron sus recuerdos de aquellos días de primavera, las líneas en sus rostros cuentan nuestra historia. Hubo cantares de octubre en las mesas de Guatebala, recordando lo que fue y aludiendo a lo que es.
Para marchar este octubre se requería paso firme y certero, pues el torrente vital no aceptaba menos y parecía tragarse al que atravesara su paso. La ola escarlata se bifurcó para desembocar en el Centro Cívico diluyéndose allí y continúan otras gotas con paso firme hasta el Centro. Mi paladar saboreaba lo tenso en los alrededores, Guatebala tus hombres con armas en ambas manos (derecha e izquierda) hicieron que el ritmo de mis latidos fuese mano a mano con el palpitar de los tambores. Olas de fuerzas opuestas y funestas chocan en tus calles.
Choque en el portal mientras la placa de Oliverio presenciaba los insultos a través de su vidrio empañado, la corrupta Asociación vitupera con insultos contra los claveles, ante lo cual éstos responden sin titubear. La ola teñida de rojo se desfoga en el Parque y se expande tomando el espacio por completo. Choque frente al Palacio mientras la seguridad de éste “sometía al orden” a algunos manifestantes. Las palabras de Bauer en remembranza de lo ocurrido traen las imágenes de los acontecimientos de ese octubre.
Los mares se asientan brevemente para albergar otro choque entre los escenarios, dos corrientes distintas que se debaten a quien pertenecen los iconos que como cortina de fondo presenciaron lo acontecido. La marea roja y crispada de movimientos bruscos, que versan en lo fuerte y profundo, reposa en el silencio para alzarse de nuevo. Choque durante el discurso presidencial, los hijos se alzan con voces de furia y rabia ante lo que acontece, ola que empuja al discursante a retirarse.
El soñador tornado en bestia que aúlla su descontento en este octubre. El sueño de un mejor mañana revolotea en el frío aire de invierno junto con las inevitables preguntas de vienen de los acontecimientos recientes. La luz se extingue y se guarda en el oeste para renacer mañana, mientras en el escenario las voces se alzan en cantares revolucionarios. Imágenes a blanco y negro proyectadas en pantallas frías, multitudes que aplauden y cantan. Cuando los cantares se diluyen y la multitud se dispersa, las luces artificiales se apoderan del cielo y la bandera se ondea libre.
Llega el final y se dispersan las gotas a restaurantes, bares o a sus casas, el camino es distinto pero el destino es el mismo. Tal vez todo tenga fin y en éstos tiempos cada cosa tenga una fecha de vencimiento, pero hoy en la marcha por un momento, mientras en la garganta se me atoraba una lágrima por los rostros de los desaparecidos y el ayer arrebatado, éste pequeño pez se atreve a soñar por un mejor mañana.