Mi querido hermano:
Hoy como hace 27 años invoqué tu nombre a la hora de comer fiambre y ayote en dulce que tanto te gustaba... En el pequeño altar de muertos que hacemos cada año en nuestro hogar, te flanqueaban compañeros de Frente, nuestros padres, manzanas, manzanillas, mandarinas, unos ayotíos, un caballito de tequila, cempasúchil, agua y un par de velas para que te ayuden a buscar el camino a casa. Te estamos aguardando en esta pequeña familia donde siempre estás presente, aunque tu cuerpo no lo esté.
Hoy no quiero mezclar tu nombre con el infame nombre de los dos generales golpistas que son responsables de tu muerte, ese par de cobardes que te desaparecieron hace 27 años, como hicieron a miles de hombres y mujeres preciosos que tuvieron el valor de soñar y luchar por una sociedad donde nadie fuera excluido.
Hoy tampoco quiero, Emil, que sepás quien te traiciono. Yo ya lo sé, la traición la descubrí después de 27 años; fue una mujer, una falsa compañera que dejó en tu carro documentos que te comprometieron sin que vos lo supieras. Todo llega a saberse, así como sabemos que a pesar de eso y de todo, no hablaste, guardaste hasta la muerte la razón y los secretos de tu militancia, el valioso misterio de la Revolución…
Hoy digo que estás vivo aunque te mataron a fuerza de tortura, y estás en la memoria de nosotros y tantos a pesar que esa mujer no permitió que tu nombre apareciera en el primer gran informe de las violaciones de los derechos humanos a manos del estado guatemalteco, en el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (RHEMI). Cuesta decirlo y aún creerlo, pero yo le di mi testimonio de tu desaparición, y la ficha en su cuerpo está en blanco. Debías de continuar desaparecido por segunda vez. Dos veces fuiste traicionado por la misma falsa compañera, en la guerra y en la memoria del martirio.
Hoy, Emil, como siempre te amaremos e iremos en tu ayuda. Espéranos, tenemos que encontrarte, ya lo verás, y no sólo a vos, sino a todos los hermanos y hermanas, a los 45,000 que fueron detenidos y desaparecidos.
Te queremos entrañablemente, tu cuñado, tus sobrinos y hermana.
Marylena
Mi querido hermano hoy no quiero mezclar tu nombre con los dos de los generales golpistas que son responsables de tu vida, esos cobardes que te desaparecieron hace 27 años a vos y a miles de hombres y mujeres valiosos que tuvieron el valor de soñar y luchar por una sociedad sin excluidos. Tampoco quiero que sepás quien te traiciono. Esa mujer que dejó en tu carro documentos que te comprometieron sin que vos supieras que los llevabas, a pesar de eso no hablaste, te mataron a fuerza de tortura, esa mujer no permitió que tu nombre apareciera en el primer gran informe de la violaciones de los derechos humanos a manos del estado guatemalteco en el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica ( RHEMI) Yo le di mi testimonio de tu desaparición, la ficha en su cuerpo está en blanco. Debías de continuar desaparecido por segunda vez. La traición la descubrí después de 27 años.
Hoy como hace 27 años invoqué tu nombre a la hora de comer fiambre y ayote en dulce que tanto te gustaba...no sé si te apetecía el fiambre, en nuestra casa materna nunca se preparo.
En el pequeño altar de muertos que hacemos cada año en nuestro hogar, te flanqueaban compañeros de Frente, nuestros padres, manzanas, manzanillas, mandarinas, unos ayotios, un caballito de tequila, cempasúchil, agua y un par de velas para que te ayuden a buscar el camino a casa, te estamos aguardando en esta pequeña familia donde siempre estás presente, aunque vos y tu cuerpo no lo esté. Iremos en tu ayuda, esperanos, tenemos que encontrarte, ya lo veras y no solo a vos, sino a 45,000 detenidos desaparecidos.
Te queremos entrañablemente, tu cuñado, tus sobrinos y hermana.
Marylena