La marcha del 20 octubre
Por Miguel Ángel Albizures - Guatemala, 21 de octubre de 2008
Las organizaciones sindicales decidieron este 20 de octubre sacar la marcha del Centro Histórico, y llevarla del Trébol hacia la Embajada de Estados Unidos, como parte de la protesta ante quienes fueron los responsables de haber truncado las esperanzas del pueblo en 1954. No podemos negar la importancia que tiene seguir señalando a quienes siguen siendo responsables de la situación que hoy vivimos al respaldar las dictaduras militares que se ensañaron contra el pueblo.
Sin embargo, no considero correcto que se haya tomado la decisión de no llegar hasta el Parque Central, frente al Palacio Nacional, y se abandone el recorrido histórico en protesta por lo que el Gobierno ha hecho. Eso mismo que se gritará frente a la Loba, podía hacerse en el Parque, pues no hay que desconocer que en la década de los setenta las manifestaciones desembocaban en la Concha Acústica del Parque Centenario. Me parece que fue en el tiempo de Arzú cuando se intentó sacar las manifestaciones y protestas de la zona semaforizada, y no pocas veces han intentado que el Parque Central, hoy llamado de la Constitución, se deje de utilizar para actos político-culturales, y no pocas veces se ha insistido en que pidamos permiso para manifestar.
Espacio que se deja vacío, espacio que llenan los reaccionarios. No deben ser los trabajadores mismos los que abandonen las calles principales, con el pretexto que sea, pues el Palacio Nacional, queramos o no, sigue siendo el símbolo del poder político, y si bien es cierto el Gobierno aprovecha la conmemoración de la gesta revolucionaria con discursos y actos, hay que exigirle transformaciones, hay que plantearle la revisión de las concesiones mineras, el favoritismo a transnacionales y maquila, el aumento del salario mínimo, la inversión social en educación, salud y vivienda, el enfrentamiento de la problemática del desempleo y, por supuesto, que le entre con ganas a la tenencia de la tierra arrancando con una reforma agraria integral, tal como lo exigen las organizaciones campesinas.
Hay que decirle al Gobierno en su cara que no se puede ni se debe seguir criminalizando los conflictos sociales, que son fruto de la situación de injusticia que se vive y no gana de fregar de los sectores sociales que protestan. Llegar hasta el Palacio no representa ninguna concesión, cuando se tienen claros los objetivos, las exigencias y peticiones. Ojalá y actitudes de esa índole no se repitan en otras protestas o el 1 de Mayo.
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